Una notita desde el aire

Un día me hablaron del propósito: de que hasta que no encuentres tu propósito un montón de preguntas no se responden, porque no llegan ni a generarse, no nacen, mucho menos existen, en lo practico, porque en verdad solo no son dichas - habladas - pero de que existen sí existen. No se si eso es claro pero el hecho es que mas de una vez cuando me siento perdida incluso en el mejor escenario que pueda tener enfrente o alrededor ese vacío se me hace familiar, lo he sentido cerca antes. Nada tiene que ver la realidad-real exterior aunque a veces ayuda, a bajar la intensidad del vacío o a distraerme y dejar de sentirlo. Cuando pienso en mi propósito de vida lo pienso en función a lo que me da vida: mis seres queridos, la naturaleza, los viajes, las conexiones, las emociones: qué nos da felicidad? Qué nos genera angustia? Cómo integrarlas sin perdernos en ellas? Si voy tantito mas hondo me doy cuenta de que siempre me ha fascinado la idea de entendernos, conocernos. Por qué somos como somos? Por qué lo que para mi es tan grave para otro no es importante? Es posible desde tener un punto de vista tan diferente conectar? Como te explico el miedo mas extremo que puedo sentir a veces si vos no viviste absolutamente ninguna decepción, frustración o enojo parecidos a los mios? El primer paso siempre es explicarmelo a mi misma. No puedo facilmente pero gracias a Jorge y a mis amigas mas cercanas, que me conocen mas que yo, lo entiendo: entiendo cada uno de mis miedos. Jorge dice que deje de insistir un poco con tener que entender absolutamente todo de ellos, con saber que existen esta okey y luego aprender a diferenciarlo de la realidad. En decirlo esta facil y en un contexto de terapia sin juicios mas, pero en la practica cada semana descubro un nuevo disfraz del miedo y me vuelve a agarrar de sorpresa como la primera vez. Primero me asusta mucho, mucho, mucho, lo siento en la respiracion, en el pecho y en el cuerpo. En la intranquilidad y el sobre pensar. Lo siento en los impulsos por tratar de cachar algo o alguien que me haga callarlo, que me diga que todo va a estar bien, que todo está bien. Pero en ese proceso me dejo, me dejo ahi esperando a que yo vuelva con una solucion, porque no puedo quedarme sintiendolo. Jorge me dice que lo que me da sufrimiento es justo mis intentos tan forzosos de evitar el sufrimiento, y me costó muchisimo ver eso y aceptarlo porque me preocupaba muchisimo entender el por qué me pasaba eso. Desde la razón y desde el juicio. Hacia mi. Lucho y lucho por decirme que ya no debo sentir eso, que ya debo 'evolucionar', que ya debo crecer, etc y en esa exigencia solo me alejo, de quien estoy siendo en ese momento y de que estoy sintiendo en ese momento. Me pasa, y punto. Tengo miedo, hoy es a algo, mañana es a otro algo, el tema va cambiando pero el miedo es el mismo: la pérdida, el error, el fracaso, y en todos los escenarios la culpable es una sola: yo. Cómo puedo siempre estar tan alerta a mi proximo error? Cómo puedo ser tan exigente juez? Cómo puedo desconfiar tanto de mi crecimiento? Cómo puedo tenerme tanta poca fe? Cómo puedo exigirme tanto sin descanso? Cuando me cacho en todos estos auto-ataques y freno, siento primero paz, de haberme dado cuenta. Segundo unas ganas enormes de hacerme cargo de esto, por mas que no tengo ni la mas minima idea de por donde empezar. Y tercero en las cosas que me hacen feliz que nada tienen que ver con algo o alguien exterior: escribir. Llevo muchisimos meses sin escribir y siento las consecuencias. No darle forma a casi nada de lo que me pasa. Una de mis mejores amigas me lo recordó y por eso estoy escribiendo ahora, y como por arte de magia, la presión en el pecho se aflojó. Ni los ansioliticos, ni el viaje, ni el bosque en la Patagonia. Escribir. Escribir me acompañó el verano pasado cuando me fui un mes sola al norte de España. Escribir me acompañó cuando me mude en Los Cabos unas varias veces, sin nada ni nadie familiar alrededor. Escribir me ayuda hoy, que tengo la vida que diseño en cada una de las áreas tal cual y como elijo pero aun así, no es suficiente. Escribir me va a acompañar tambien en este proceso de seguir esa búsqueda de mi propósito. No creo que pueda vivir una vida sin propósito, aunque hace un rato vengo en automático en algunas cuestiones. Por qué? No lo se, pero creo que la primer razón es por no hacerme la pregunta. Quitar de la escena al deber ser y hacer la pregunta del por qué (o para qué) de cada decisión. Por ahí se empieza a no vivir en automático. A no entregarle tus años, tus meses o tus días a una vida que no sabes ni para que la estas viviendo. A una ciudad, a una pareja, a un trabajo. La vida es un regalo tan hermoso y único que cuando nos damos la pausa para reconocer esto ya pasaron un millón de situaciones que no las elegimos. Y el tiempo no vuelve. La versión de nosotros mismos de hoy no vuelve. La fortuna de tener a los nuestros, de acompañar sus crecimientos, sus procesos, sus vidas también se va con la vida y con los años y con el tiempo. El paso del tiempo. Todavía no he querido escribir - ni pensar - en lo que me pasa con el paso del tiempo.

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